Descubre cómo cultivar taro en tu jardín y sorpréndete con tu propio poi casero
Si te apasionan las plantas tropicales, el taro es una opción fascinante para incluir en tu jardín. Su tamaño imponente y sus hojas de colores vibrantes no solo embellecen el espacio, sino que también proporcionan un tubérculo que es un alimento básico en muchas culturas alrededor del mundo. Conocer más sobre el taro puede abrirte las puertas a una experiencia de jardinería enriquecedora y deliciosa.
Este antiguo cultivo, originario del sudeste asiático, ha sobrevivido a lo largo de los siglos y sigue siendo un pilar en la dieta de muchas comunidades. Desde su uso en platos tradicionales en Hawái hasta su papel en recetas de otras partes del mundo, el taro sigue siendo un alimento relevante y nutritivo. Si te preguntas cómo cultivar esta maravillosa planta, aquí encontrarás toda la información que necesitas.
Guía de cuidado rápido
Antes de sumergirnos en los detalles del cultivo del taro, es útil tener una visión general de sus necesidades básicas. Aquí te presentamos los aspectos esenciales para cultivar taro con éxito:
- Ubicación: Elige un lugar con suelo rico y húmedo, preferiblemente cerca de una fuente de agua.
- Temperatura: Mantén temperaturas entre 20°C y 35°C (77°F a 95°F) para un crecimiento óptimo.
- Riego: Asegúrate de que el suelo nunca se seque, ya que el taro tolera hasta 15 cm de agua.
- Fertilización: Aplica un fertilizante rico en potasio durante la temporada de crecimiento.
- Propagación: Utiliza cormos o tubérculos para iniciar nuevas plantas.
Todo sobre la planta de taro
El taro, conocido científicamente como Colocasia esculenta, es una planta de gran tamaño que puede alcanzar entre 1 y 2 metros de altura. Sus hojas son distintivas, con formas que pueden medir hasta 90 cm y varían en color desde el verde hasta tonalidades más oscuras, como el negro y el púrpura. Esta planta crece en condiciones húmedas y es resistente a inundaciones, lo que la convierte en una opción ideal para jardines cercanos a estanques o áreas con alta humedad.
El taro no solo se cultiva por sus hojas, que son comestibles y se cocinan como espinacas, sino también por su tubérculo, que tiene una textura cremosa y un sabor ligeramente dulce. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el taro es mildemente tóxico cuando se consume crudo debido a la presencia de oxalato de calcio, que se destruye al cocinarlo.
Existen múltiples variedades de taro, cada una adaptada a diferentes condiciones de cultivo. Entre las más populares están:
- Bun Long: Ideal para la producción de raíces.
- Elepaio: Con características similares a Bun Long.
- Black Magic: Variedad ornamental con hojas oscuras.
- Blue Hawaii: Con un atractivo color azul en sus hojas.
- Hilo Beauty: Otra opción decorativa con hojas vibrantes.
Plantación del tubérculo de taro
La propagación del taro se realiza principalmente a través de cormos o tubérculos, lo cual es similar a la forma en que se cultivan las papas. Aquí hay algunas pautas para plantar taro:
1. **Ubicación**: Selecciona un lugar con suelo rico en nutrientes y con buena capacidad de retención de agua. El taro prefiere la luz solar parcial, así que busca una ubicación que reciba sombra durante las horas más calurosas del día.
2. **Preparación del suelo**: Mezcla materia orgánica en el suelo para enriquecerlo. Esto ayudará a que el taro se desarrolle de manera óptima.
3. **Plantación**: Coloca los tubérculos a una profundidad de 5 a 7 cm y separa cada uno por un espacio de 30 a 60 cm. Una práctica común es formar surcos de 15 cm de profundidad para facilitar el riego.
Cuidado del taro
El cuidado del taro es fundamental para asegurar una cosecha abundante. A continuación, se detallan los aspectos más importantes:
Sol y temperatura
El taro prospera en condiciones de luz moderada, con temperaturas ideales entre 20°C y 35°C. Si cultivas taro en interiores, asegúrate de colocarlo cerca de una ventana bien iluminada, pero evita la exposición directa al sol intenso, que puede quemar las hojas.
Agua y humedad
El taro requiere un riego constante y abundante. Sobre todo en climas secos, es esencial mantener el suelo húmedo. Esta planta puede crecer en hasta 15 cm de agua, lo que la hace perfecta para jardines inundables o cercanos a estanques. Sin embargo, durante el invierno, es crucial permitir que los tubérculos se sequen para que la planta entre en un estado de inactividad.
Suelo
El tipo de suelo también es crucial. El taro se desarrolla mejor en suelos húmedos que sean ricos en nutrientes y con un pH ligeramente ácido, preferiblemente entre 5.5 y 6.5. Evita los suelos demasiado arcillosos que no drenan bien, ya que esto puede provocar la pudrición de los cormos.
Fertilización
Para asegurar un crecimiento saludable, es recomendable aplicar un fertilizante rico en potasio a lo largo de la temporada de crecimiento. Esto favorecerá la producción de las grandes hojas y el desarrollo del tubérculo. No olvides hacer un análisis del suelo para evitar un exceso de nitrógeno, que podría debilitar la planta.

Propagación
La propagación del taro se realiza mejor a través de la división de cormos. Esto implica desenterrar una planta saludable y separar los mini tubérculos que han crecido junto al tubérculo principal. Estos pueden ser replanteados en el suelo o en macetas para iniciar nuevas plantas.
Cosecha y almacenamiento
La cosecha del taro es un proceso gratificante que requiere atención a ciertos signos de madurez. Aquí se explican cómo llevar a cabo la cosecha y el almacenamiento adecuado:
Cosecha
Cuando las hojas del taro comienzan a amarillarse y a morir, es señal de que los tubérculos están listos para ser cosechados. Aunque los tubérculos pueden permanecer en el suelo hasta la llegada de las heladas, es importante no retrasar demasiado la cosecha, ya que una vez que se cosechan, no volverán a crecer. Usa una pala para levantar la planta y separar los tubérculos.
Almacenamiento
A diferencia de las papas, el taro se ablanda rápidamente después de ser cosechado, así que es mejor consumirlo tan pronto como sea posible. Si necesitas almacenarlo, hazlo en un lugar oscuro y aireado, evitando la refrigeración. Las hojas de taro pueden guardarse en el refrigerador por una semana, siempre y cuando estén limpias y secas.
Recuerda que el taro debe ser cocido antes de consumirlo. Esto elimina el oxalato de calcio que puede causar irritación. Puedes preparar el taro de muchas maneras: cocido, al horno, frito o asado, y es un excelente acompañante para platos con leche de coco.
Solución de problemas
Aunque el taro es generalmente resistente a enfermedades y plagas, es importante estar alerta a cualquier problema que pueda surgir. Aquí algunos desafíos comunes que podrías enfrentar:
Problemas de crecimiento
El estrés es el mayor enemigo del taro. Un riego inadecuado o fluctuaciones bruscas de temperatura pueden afectar negativamente su crecimiento. Asegúrate de mantener un horario de riego y fertilización constante.
Plagas
Las plagas como los ácaros pueden ser un problema, especialmente en cultivos de interior. Estos pequeños insectos se alimentan de la savia de las hojas, debilitando la planta. Puedes combatirlos con agua a presión o aplicando aceite de neem.
Enfermedades
Entre las enfermedades más comunes del taro se encuentran la pudrición de cormos, causada por hongos en condiciones de suelo encharcado. Para prevenir esta enfermedad, asegúrate de evitar el exceso de agua. Las aplicaciones de fungicidas pueden ayudar, pero la prevención es clave.
Preguntas frecuentes
Q: ¿Son comestibles las hojas de taro?
A: Sí, pero deben cocinarse antes de su consumo. Se pueden usar en recetas similares a las espinacas.
Q: ¿Son lo mismo las orejas de elefante y el taro?
A: No exactamente. Las orejas de elefante abarcan una variedad de especies, mientras que el taro es una especie específica dentro de ese grupo.
Q: ¿Es el taro más nutritivo que la papa?
A: Sí, el taro contiene más fibra y nutrientes, incluidos potasio y varias vitaminas, comparado con la papa tradicional.
Si deseas aprender más sobre el cultivo del taro, puedes ver este video que ofrece consejos prácticos:
